Para la doctora en Educación Silvina Gvirtz, el sistema educativo argentino «está mal». En consecuencia, es necesario pensar cómo se puede hacer para cambiarlo y mejorarlo.
Esta nota apareció en el diario La Capital de esta ciudad. Me llamó la atención el titulo. Para meditar no?
«Basta de contenidos enciclopedistas, hay que apuntar a los socialmente significativos que permitan aprender competencias básicas, dejando de lado lo que los chicos encuentran en Google», pide la doctora en educación Silvina Gvirtz, quien plantea la «necesidad» de cambios en el sistema educativo argentino que considera «está mal».
«Es necesario replantear los planes de estudios, semestralizar las materias y sobre todo, tener más horas de clases», asegura la pedagoga, quien aclara que en educación «no hay milagros ni fórmulas mágicas» sino que «se necesita solvencia técnica, voluntad política y el dinero para invertir».
En diálogo con LA CAPITAL, la renombrada especialista que dirige la Maestría en Educación en la Universidad de San Andrés y está a cargo de un importante programa de la Unesco -entre otras cosas-, dio su mirada sobre las cuestiones que se deben rever en el plano educativo en el país, previo a su disertación en las jornadas «La escuela y la educación de cara al Bicentenario» que concluyeron ayer en el Hermitage Hotel y que estuvieron organizadas por el Instituto IDRA y OSDE.
-Este año con motivo del Bicentenario se han generado debates y replanteos en el país y el tema de la educación está presente. Pero, ¿por qué cree la educación siempre es un tema de debate?
-Es que la tenemos que replantear porque estamos mal. Si estuviéramos bien uno podría decir, así como estamos vamos en buen camino y vamos a mejorar, pero la verdad es que es necesario replantearse el tema por varios motivos. En principio, porque nos va mal en las pruebas internacionales de calidad. La verdad es que la educación en Argentina está teniendo problemas, ya no con respecto a países desarrollados, sino con países de la región como Chile. Por ejemplo en las pruebas Pisa de 2006 nos dio que el 36% de los estudiantes de 15 años del país, no comprenden ni siquiera un texto sencillo, lo que es grave. Entonces me parece que nos tenemos que plantear cómo vamos a hacer funcionar a la escuela media, por ejemplo. Creo que el programa Conectar Igualdad es un buen punto porque puede ofrecer oportunidades que antes los jóvenes no tenían, pero igualmente hay que hacer una reforma curricular, organizacional, hay que llevar a la escuela a jornada completa. Todos los países que tienen buen rendimiento tienen jornada completa.
-Ese es un tema en el que usted insiste desde hace años, ¿por qué?
– Es que no hay milagros. Nosotros tenemos 720 horas de clase en primaria y un poquito más en media. Unesco recomienda un mínimo de entre 850 y 1000. ¿Cómo enseñamos inglés o nuevas tecnologías en 4 horas de clases por día? No podemos. Si queremos que los estudiantes aprendan textos de cierta complejidad, trabajen o resuelvan problemas matemáticos de cierta dificultad, tenemos que dar más horas. También hay que modernizar el sistema de gestión de las escuelas, y en el caso de la provincia de Buenos Aires habrá que hacer algún proceso de territorialización de la educación, darle más fuerza a los distritos porque no se puede hacer cualquier trámite en La Plata, por ejemplo. Obviamente dar conectividad a las escuelas es algo que por suerte se está haciendo, pero también habrá que hacerlo con primaria. Ampliar la oferta de jardines de infantes, sala de 4 todavía no está universalizada. Hay un estudio muy bueno de 2008 hecho sobre datos de Argentina que muestra que un año de jardín de infantes mejora no sólo el rendimiento en primaria sino en Media.
La jornada completa
-Volviendo a la jornada completa, ¿considera que quizás hay temores de implementarla porque muchos no saben qué hacer con un chico en el aula 6 o 7 horas?
– Totalmente, es un buen punto porque cuando se decide hacer una jornada completa no es de cualquier tipo. Se necesita un buen plan sobre todo para el nivel medio. Por ejemplo, ampliar las horas de deporte y de un segundo idioma, dar más espacios para las materias básicas como matemática y lengua, pero no trabajando contenidos enciclopedistas, sino a partir de un programa que habilite a enseñar contenidos socialmente significativos que permitan aprender competencias básicas. La misma prueba que se tomó en comprensión lectora se tomó en matemática: los chicos que en nuestro país no consiguen resolver ni siquiera un problema sencillo son el 39%. Entonces ¿qué enseñamos en la escuela? No se trata sólo de aumentar las horas sino de cambiar lo que se enseña. Hay que disminuir la cantidad de materias que hay hoy, no tienen sentido 14 materias.
-¿Y qué materias considera que deberían eliminarse?
– En realidad no hay una materia que esté de más, lo que sucede es que dentro de una materia los programas son largos, llenos de datos y fechas que no le permiten al estudiante trabajar sobre las habilidades que tiene que aprender. Lo que se puede hacer bien es semestralizar las materias, entonces disminuís la cantidad de enciclopedismo ridículo que hoy se encuentra en Google, entonces el chico trabaja sobre un núcleo de seis materias que tengan alguna coordinación entre sí. Algunas como educación física, música, arte, las dejás anuales. Hay que ir sobre todo a las escuelas grandes, a un sistema de optatividad sobre todo para que los chicos puedan elegir en orientaciones. En fin, me parece que hay mucho trabajo por hacer, pero esto sí es importante porque mucha gente dice que la jornada completa no garantiza nada, pero pensemos en la de buena calidad. Si se ponen más horas de este mismo colegio en secundaria, no sirve.
-Y esto de la jornada completa conlleva también a hacer una inversión importante en educación. Este año, por ejemplo, se cumple el plazo de la Ley de Financiamiento Educativo. ¿Qué pasó con eso?
-Este año es el primero en muchas décadas que tenemos el 6% del PBI de inversión en educación. Sin embargo Chile lo tiene hace 15 años, entonces lo que pasa es que sólo con un 6% del PBI en un contexto de crecimiento económico sostenido en el tiempo, vamos a poder mejorar. Chile lo que hizo es que todos los años aumentó un poco el presupuesto en educación. Si nosotros hiciéramos eso por los próximos 20 años y además invirtiéramos bien, nuestro sistema mejoraría porque no hay ni milagros ni secretos en educación. Sólo se necesita solvencia técnica, voluntad política y el dinero para invertir. De la ley de Financiamiento hubo algo que no es menor que no se cumplió, que establecía que el 30% de las escuelas tenían que estar en jornada completa, cosa que ni aumentó. Ahora hay que seguir y cuando estemos en una situación financiera más holgada, no hay que bajar el presupuesto educativo como primera medida. Sobre todo el que atiende a los primeros quintiles de ingreso porque en Argentina hay un sistema muy injusto. Hay escuelas privadas para el 25% más rico de la población y públicas que atienden al resto. Y la verdad es que las primeras tienen otras condiciones de trabajo, entonces hay que ver cómo disminuir esa brecha educativa para volver a dar igualdad de oportunidades.
-Sería sincero debatir qué tipo de educación se persigue ¿pública o privada? para ver qué pasa en cada una…
-Creo que la educación pública de gestión estatal y pública de gestión privada tienen que convivir. El tema es que la pública de gestión estatal es la que sostiene todo el sistema y la privada es para pocos. Pero tenemos que garantizar que todos los chicos de nuestros país tengan la misma igualdad de oportunidades. Por ejemplo, los chicos del primer quintil de ingreso que son los más pobres en la escuela primaria, tienen una tasa de repitencia casi del 25%. Y del más rico, sólo repiten un 4%, entonces la brecha es muy grande. Entonces ¿qué hace que el sistema sea tan malo que los pobres repitan tanto más? Y a veces lo que se castiga más que el no saber, es no haber tenido libros, el que los padres no sean profesionales, y eso hay que revertirlo urgentemente.
Los docentes
-¿El desprestigio de la labor docente, sobre todo en el ámbito público en el que todos se creen dueños, tampoco colabora en esta situación de la educación?
-Yo creo que ahí hay un trabajo muy importante para hacer con los medios también. En especial la televisión que si pudiera junto con la política hacer un trabajo de revalorización del rol docente, empezaríamos a mejorar la relación entre la sociedad y los docentes. Lo que sucede es que cada vez que los medios presentan a un docente lo hacen de manera denigrante y entonces la gente tiene una mala imagen. Me parece que hay que hacer un trabajo importante porque la educación no es sólo la escuela sino que también se da en los medios, nos guste o no, porque transmiten valores. Pero nadie habla del mérito, el sacrificio, etc. Entonces la escuela se termina convirtiendo en una institución contracultural y en un punto se impone a los valores de la televisión y está bueno que así suceda, pero sería mejor que la televisión se revise a sí misma y pueda acompañar un poco más para que el sistema mejore. Por otro lado también es cierto que los docentes tienen que hacer un esfuerzo por volver a establecer lazos con la familia y eso está roto. El docente no puede llamar al padre a la escuela cada vez que el chico se porta mal porque a veces el padre no puede ir. Entonces tiene que buscar otras formas como el celular, mail, nota por cuadernos, etc.
-Recurrir al uso de las nuevas tecnologías, de los nuevos medios de comunicación, debería instalarse en la escuela como un tema central…
-Sí, lo que pasa que ahí hay un tema en el ámbito de capacitación y formación de los docentes. Porque seguimos formando a los docentes en muchos casos como si estuviéramos en el Siglo XIX. Por ejemplo no tienen ninguna materia que les enseñe cómo comunicarse con un padre. Aprenden teorías y largos programas, pero ninguno sabe cómo enseñar a un chico con dificultades. Entonces, tenemos que hacer replanteos en la formación y capacitación docente. Es un punto fuertísimo para trabajar porque es un ámbito muy fuerte de clientelismo y prevenda. Está totalmente desregulado y el que capacita en muchas oportunidades puede no poder tener un título específico, pero sí ser amigo de alguien que lo habilita a esto. Por eso el problema está en la formación de formadores y es malo por un lado y bueno por otro. Esto último porque tenemos en el país 825.000 docentes, de los cuales 25.000 son capacitadores, entonces es mucho más fácil mejorar esa formación que la otra. Y esto genera un efecto cascada sin duda. Que un capacitador tenga una maestría debería ser lo básico, o que tenga experiencia docente o que pueda ir al aula para trabajar con el docente para elaborar estrategias.
Silvina Gvirtz reconocida especialista en educación, investigadora y autora de varios libros, integra también el Comité Académico Asesor de educ.ar. La entrevistamos en nuestra sede, y volcó en esa charla algunas de sus motivantes ideas, preocupaciones y propuestas para los desafíos que presenta hoy la educación en nuestro país.