El otro día leía un artículo de prensa que hacía una crónica de un encuentro entre creativos valencianos en el que abordaron el tema del trabajo profesional no remunerado. Por desgracia, se trata de una realidad habitual en la que todos hemos participado alguna vez, de una u otra forma, a lo largo de nuestra trayectoria profesional. Y cuando se trabaja en un ámbito como el cultural, parece que esos trabajos, realizados de forma profesional, son más proclives a que no acaben siendo remunerados.
Hay algunos motivos, ya apuntados en la crónica de ese encuentro, por las que deseamos trabajar gratis en alguna ocasión:
«Hacer curriculum»: cuando se finalizan unos estudios, y no se tiene una trayectoria profesional consolidada, nos sentimos tentados en múltiples ocasiones de hacer algún trabajo, de manera altruista o gratuita, con la finalidad de poder anotar en nuestro curriculum que hemos trabajado en tal o cuál proyecto. Nuestra mayor preocupación en ese momento no es cobrar, sino marcar una serie de hitos que nos permitan cobrar en el futuro.
«Generar confianza»: ofrecer algunos trabajos gratuitos puede servir para generar cierta confianza en el otro en el sentido de transmitir que no nos movemos únicamente por el tema económico, sino que estamos comprometidos con el tema y el trabajo. Esto viene muy relacionado con la idea de los valores que queremos transmitir en nuestro perfil profesional.