Los alumnos del colegio Pedro Simón Abril de la Línea de la Concepción de Cádiz no quieren salir corriendo del aula cuando el timbre marca la hora del recreo o la de irse a casa; tampoco se dejan eclipsar por el móvil cada vez que se enciende por una nueva notificación. El mejor momento llega cuando los profesores indican que es momento de meditar o hacer ejercicios de respiración para relajarse antes de un examen o tras la euforia del recreo. O cuando entre compañeros toca decirse cosas bonitas y darse las gracias por una buena acción de ese día.
Estas prácticas, que incluyen también el trabajo de las emociones, ha logrado en este centro disminuir los malos comportamientos (peleas, insultos y algún golpe), reducir el ausentismo y mejorar el rendimiento académico. «En la zona en la que está el colegio hay muchos problemas de conductas disruptivas y las técnicas de meditación, mindfulness (práctica basada en atención plena en el aquí y el ahora, libre de juicios), respiración, así como el trabajo de las emociones nos han ayudado muchísimo», explica su directora, Pilar Rengifo Serrano.
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